“Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las esquilas del campanario…”
Y te fuiste, callado, sin hacer ruido… Y la vida siguió su curso como si nada, salvo para Cuca, Cristina, tus amigos, tus compañeros que te recuerdan y cuya vida sí cambió.
Un año… y los pájaros siguen cantando como si nada, pero el amor seguirá en aquellos que te quisieron y te siguen queriendo, que te echan de menos, que sienten tu presencia y se les rompe el alma con tu ausencia.
Un año
¡Siempre con nosotros en el corazón, José María!